jueves, 25 de enero de 2007

Mientras sólo sean palabras...

La Historia la escriben los que ahorcan a los héroes”, dicen que dijo Roberto I de Escocia, hablando de W. Wallace.

La Historia no deja de ser Literatura. Alguien tiene que escribirla y el paso del tiempo va asentando unas verdades y desechando otras, pero la Verdad nunca la sabremos a través de la Historia.
Alemania quiere aprovechar su presidencia de la UE para impulsar una ley que dentro de una iniciativa muy loable, evitar el racismo y la xenofobia, pretende condenar a pena de prisión a los llamados negacionistas, aquellos que nieguen la existencia histórica del Holocausto.

Parece que Alemania sigue arrastrando un sentimiento de culpa por haber matado – alguno aún vive - a todas aquellas personas; judíos, gitanos, españoles, polacos, homosexuales… Pero creo que querer limitar el derecho de expresión por ese sentimiento es pasarse.
Como algunos historiadores italianos, creo que tipificar como delito el simple hecho de pronunciar una conferencia en la que se ponga en duda la existencia de la Solución Final y todo lo que ello conllevó es atentar contra la libertad individual de una forma preocupante. Comparto además la idea de que, contrariamente al propósito de esta ley, encarcelar a los negacionistas es convertirlos en mártires. Darles una publicidad que les vendrá muy bien.
Hace años, en otro foro, se proponía el cierre de la librería Europa, en Barcelona, mi opinión fue la misma entonces. Un libro no puede ser malo. Mi Lucha es un libro, como lo es la Biblia, y puestos a contar muertos, no sé cual habrá causado más. De todas formas, los dos se encuentran en mi biblioteca.
Condenar la palabra conduce a la creación de una Verdad legal.
El genocidio armenio y muchos otros genocidios que se han llevado a cabo a lo largo de la historia humana también tendrían que incluirse en esa ley si quisiera ser coherente.
Es significativo el hecho de que a la propuesta de condenar también el uso de la esvástica nazi, como símbolo de incitación al racismo y la xenofobia, países miembros de la UE y anteriormente bajo el totalitarismo soviético sugirieran la introducción de la hoz y el martillo en este texto.

Y es que cada cual tuvo su historia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que existan personajes que manifiesten abiertamente su antisemitismo es algo que lleva ya mucho tiempo ocurriendo y parece que hay difícil medicación contra tal dolencia. Sin embargo, con ser malo, hay algo mucho peor, y es que las exteriorizaciones de tan aberrante prejuicio, provenga de representantes políticos y que tales acciones queden impunes.
Así le va a la vieja Europa, un continente que, en su cobarde abulia, se deja arrastrar a una penosa pérdida de identidad. Nuestros enemigos están prestos para el ataque, amparados en la permisividad de enfermas democracias infectadas de descrédito e impotencia.
Un saludinho.
Carlos Paredes Leví
tujes.livejournal.com