domingo, 15 de abril de 2007

Puesta de SOL colorida.

La última entrada que escribimos era para recordar al gran genio del humor que fue Coll, hoy hace una semana que murió otro gran artista admirado por todo el Colectivo, Sol LeWitt.
Es suficiente mirar nuestra imagen, ese cubo que aparece a la derecha y compararla con la que ilustra este texto para darse cuenta de que el minimalismo de LeWitt marcó a parte del Colectivo, incluso a los amantes de autores tan alejados de este estilo como Antonio López. La viveza de los murales de de LeWitt es una muestra de una forma de entender la vida y el arte, desde la concepción de la obra a su producción.
Sol LeWitt abandonó esa idea que pregonaba la magia del momento creador, con la imagen de un perturbado pintor recibiendo el halo de las musas justo en el momento de ejecutar el trazo decisivo como icono del autor-artista. LeWitt diseñó pinturas "industriales", reproducibles y que ya no necesitan de su padre una vez creadas. Cualquiera puede tener un LeWitt en su casa, el original no existe.

Hay más que sus colorines, que quizá son lo más conocido, hay un mundo de texturas, unas construcciones que llenaban el espacio con el vacío una vida tranquila huyendo del famoseo de las galerías... aquel becario del MOMA...

Se fue el hombre tranquilo que imagino mundos e colores.
Queda la obra.

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